10 octubre 2013

ESTACIÓN CENTRAL

Llegué por fin a la estación central, me presenté en el mostrador que decía pasajeros en Transito, aunque ponía eso no había otro, ¿en transito para donde?, no lo entendía, pero por la fuerza de la costumbre me puse en la cola. Después de un rato que me pareció eterno por fin me tocó a mí. La chica que estaba detrás del mostrador, sin levantar la vista, me preguntó mi destino, no supe que decirle, volvió a preguntar, ¿Destino?. Le dije ya con un poco de socarronería, ¡¡Marte!!, ella alzó la vista, mi miró casi sin verme y en voz alta dijo, ¿otro gracioso?, ¡Seguridad hagan el favor!. Se acercaron a mi dos personas que no parecían de seguridad, pero que obviamente lo eran y muy amablemente pero con un tono imperativo al que no podía uno escaparme dijeron ¡Por favor acompáñenos!. Así que detrás de ellos me fui, lo que si recuerdo era que llevaba mi maleta conmigo, pero extrañamente no pesaba, no le di mayor importancia.

Me llevaron a una sala en la que había algunas personas y me señalaron un aparato y me dijeron ponga su mano allí y obtendrá su turno y lo hice, vaya si lo hice, no se porqué pero era casi imposible negarse. Al cabo de un rato en un cartel salió mi nombre en una de las puertas y allí que entré. Había sentada una persona detrás de una gran mesa metálica y me dijo, por favor ponga aquí su maleta y tome asiento, también lo hice.
Abra su equipaje y lo hice y ¡Ohh! No había ropa.


Tantos recuerdos, tantas lagrimas secas ya, tantos amores, tantos buenos y malos momentos, tantas personas de las que no te olvidas y todas caben en una simple maleta de cabina de avión. Al verlo me quedé como estupefacto y entonces oí, ¿Aun no sabe donde esta?. No, contesté, me dijo: Usted está en la estación central de la vida, donde se le puede dirigir hacia otras vidas o hacia el camino de reconducir la suya. No me lo podía creer ¿Me he muerto? Atiné a decir. No hubo respuesta, simplemente tomó en un lado lo que había amado y en el otro lo que me habían amado, que poco pesa lo que tu amas y cuanto lo que te aman, me dijo aun te falta, aún debes amar más y ser amado y sufrir por perder el amor y ser feliz por creer haberlo encontrado muchas mas veces, aún no puedes seguir a un plano superior y en estas me sentí mareado y cuando volví a fijar la vista estaba en mi cama como siempre.

Tantos recuerdos, tantas lagrimas secas ya, tantos amores, tantos buenos y malos momentos, tantas personas de las que no te olvidas y resulta que nunca es suficiente, así que de nuevo aquí me tenéis dispuesto a vivir a soñar y a amar y seguro también, aunque nadie lo quiera, dispuesto a sufrir.

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