10 octubre 2013

COMO EL AIRE

Pronto oscurecerá y con la noche llega el momento más querido para mi del día. Con las sombras llegan los recuerdos, recuerdos de noches eternas, de alegrías y de tristezas, como el aire que se levanta cuando se pone el sol así llegan a mi mente. ¿Y ahora diréis que recuerdos son esos? Son muchos pero ¿quien de vosotros se atreve a describir con palabras esos sentimientos?, yo no osaría.

Pero ya sabéis que no me callo y como no describir esas bellas puestas de sol en la playa cuando el amor flotaba con las olas, cuando con aquella chica de hermosos cabellos y labios dulces como el almíbar nos besábamos, nos amábamos y parecía que nunca se acabaría ese amor, ese frugal amor de verano.
O cuando con la guitarra como única compañera me encaminaba por el camino más largo hacia la playa y allí me ponía a tocar baladas y dulces canciones para atraer a alguna chica a la que ya le había echado el ojo y allí en la playa, con la guitarra se establecían vínculos, nos conquistábamos mutuamente, éramos jóvenes, era verano y estábamos de vacaciones. El amor flotaba en el aire, porque en aquellos tiempos era amor, aún no habíamos descubierto el sexo casual, ese sexo de una sola noche, normalmente se establecía una relación de unas semanas, eso si, cuando se iba alguno de los dos, se establecía otra nueva, pero era amor, éramos jóvenes.
Podría hablaros de esas noches, de esos días en las playas, de las excursiones, de los regalitos comprados en esos puestos de manualidades de pendientes, pulseras, que simple pero que maravillosa era la vida, claro está éramos jóvenes. ¿Quién no lo ha sido?, ¿Quién no lo es?.

Pero en aquellos veranos en el aire flotaba el amor, ¿acaso no flota aún?