10 octubre 2013

PAREN EL TREN QUE ME BAJO

¿Se puede bajar uno de los trenes en marcha?, Normalmente no y eso todos lo sabemos, por mucho que alguna que otra vez lo hayamos deseado.
Bueno a mi una vez me ocurrió, estaba viajando en tren con destino a Sevilla, iba a ver la Exposición Universal de 1992, el viaje era tedioso, en mi departamento, que al principio estaba vacío, entraron dos chicas y un chico, mas los tres que estábamos éramos los 6 que debíamos estar, el viaje se tornó interesante por demás. De las dos chicas me llamó la atención una de ellas, precisamente la que mas hablaba con el otro chico, los tres viajaban juntos. ¿Porque me llamó la atención?, quizás pos su bella mirada, quizás por su simpatía, no se, pero el caso es que ¡También iban a la Expo!.
Hablamos largo rato, nos fuimos contando a que nos dedicábamos, ya sabéis, esas cosas insustanciales que se suele contar la gente que apenas se conoce. Llegó el momento en que yo decidí ir a comprarme algo de beber y por educación pregunté si alguien quería algo, me contestaron que si, pero iría ella a acompañarme, la idea no me desagradó. Emprendimos la marcha hacia el vagón restaurante, que como siempre, estaba al final del tren, nosotros al principio, pasados dos vagones de repente hubo un súbito traqueteo el resultado del cual fue que ella acabó agarrada a mi, mirándonos cara a cara, demasiado cerca, demasiado peligroso y agradable como para no sucumbir al deseo de besarla, lo hice, no lo niego, ni lo negaré nunca. En mi vida he hecho una excursión para buscar agua tan larga y tan especial, nos besábamos con cualquier excusa, al mínimo movimiento del tren estábamos uno en brazos del otro. No sé, fue algo mágico, especial, cuando llegamos de vuelta al departamento, todos lo sabían, se nos notaba en la mirada. Cupido, ese angelote regordete y caprichoso hizo diana en nuestros corazones, y allí estábamos los dos, como tontos, embelesados uno el los ojos del otro, llegamos a Sevilla y ¡oh casualidades! ¡El mismo hotel!, ni que decir tiene que hubo cambio de habitaciones, ni que decir tiene que casi no me acuerdo de la expo, bueno si, del pabellón de Chile, con su iceberg, hacia frío y ella se abrazó a mi. Llegó el momento de volver a casa, lógicamente el viaje lo hicimos juntos todos, bueno unos más que otros. Cuando faltaban poco para llegar, ella me dijo que saliéramos fuera a hablar, y en el pasillo, allí mismo me dijo que había sido muy bonito, pero que se debía acabar, no me dio mas explicaciones, yo no pude pedirlas, mi mundo por los suelos.
Llegamos a Barcelona, nos bajamos del tren y yo no vivía, la vi marcharse, nada le dije, mis compañeros se callaron, respetaban mi dolor. Meses después vino mi amigo, y me dijo, ¿te acuerdas de ella? Ayer murió de cáncer, me lo ha dicho su hermano, ya en la expo él lo sabía y se lo dijo a ella el último día, por eso cortó contigo ella, para que no sufrieras.
No se que más me dijo, solo recordé aquel momento en el tren, recordé con que ganas deseé que el tren se parara y bajarme, no ocurrió y unos siempre lamenta no tener la fuerza suficiente como para poder parar el tren y el mundo.