10 octubre 2013

Y ME PEDIAS LA LUNA

Y ME PEDÍAS LA LUNA



Y cada mañana o cada noche o cada vez que nos veíamos me pedías la luna .


Yo, he de confesarlo tengo una edad que no es precisamente la de un adolescente, a mis 44 años he vivido, he viajado algo, he reído y he llorado lo indecible, pero no mas que todos, pero creo que nunca más podré llorar después de lo que me ocurrió.


Andaba por la calle, una calle cualquiera de una ciudad cualquiera, eso si una calle y una ciudad que apenas conocía cuando más creía estar llegando a mi destino, más perdido estaba, llegó el momento en que no pude más y opté por preguntar a cualquiera que se cruzara en mi camino, pero nada ni un alma, al rato de estar caminado vi a lo lejos una luz de lago que parecía ser un bar, la verdad es que el barrio por el que caminaba no tenia buen aspecto, pero tampoco tenía otro remedio, el auto se había estropeado. Al llegar observé que aunque era un local, de los que podríamos decir de mala muerte, pero no se veía a nadie dentro y si, estaba abierto, entré dije hola en voz alta pero nadie me respondió, al cabo de unos instantes salió la mujer mas bella que jamás pudiera soñar, ¿ Como es posible que el destino te juegue estas malas pasadas?.
Era ella, la mujer de mis sueños, me quedé mudo, nada podía decir y a la tercera vez que ella me preguntó que que deseaba, creo que se me iluminó la sonrisa, tanto que ella me dijo “Eso aún no”, ya nos echamos a reir y la tensión se disipó, le pregunté si podía llamar que se me había estropeado el auto, eso si, si podía ser que me lo cobrara con la tarjeta, ya que no llevaba suelto y además quería cenar. Me dijo que si, que podía y que la llamada la podía hacer. Le pedí algo de cenar, y una cerveza y llamé al automóvil club para que vinieran a buscarme.

Al cabo de un buen rato salió ella me trajo la cena y se sentó a mi lado para hablar, en esas estábamos cuando se oyó un ruido extraño, seguido a aquel ruido se vio un destello muy fuerte y me sentí volar por el aire, cuando me desperté estaba en el suelo, ella entre mis brazos, totalmente aturdido y sin tener que hacer un gran esfuerzo acerque un poco mas mi cara y la besé en la boca, ella no respondió, no lo haría nunca, perdí el conocimiento de nuevo. Ya van para tres meses que estoy en este hospital, resulta que hubo una explosión de gas y también resulta que unos trozos de metal que quizás iban destinados a mi encontraron su cuerpo en el camino, ella me salvó la vida, pero se me llevó el corazón.
Cada mañana me pedías la luna y yo te daría hasta el sol, decía una lágrima a otra cuando pensaba en el único beso que nunca me dio.